LA INCOMODIDAD DE HABITAR JUNTOS/ MATEO 13:25-30

LA INCOMODIDAD DE HABITAR JUNTOS
  

No me refiero a la convivencia diaria entre marido y mujer (lo cual no debe ser incomodo cuando realmente se ha tomado la decisión de amar) sino a la realidad que nos presenta la parábola del trigo y la cizaña. ¿Cuál?  La realidad de la vida en la que cada día es más patente y palpable la maldad de los hombres aun desde la infancia, y que hay que tolerar hasta el límite. Esa maldad que tanto daño nos hace a todos, en tanto que al mismo tiempo emergen aquellos que desean practicar la justicia pero se ven forzados a habitar en medio de ese mundo de impiedad aunque ya no son de ese mundo.  
A veces, la tecnología y los avances científicos parecerían ser “el último grito de la moda” y sin embargo, la violencia y los asesinatos (estos, sin mencionar todos los demás delitos que existen) le llevan la delantera a todas las ciencias. La maldad de los hombres se ha acrecentado tanto que es casi imposible determinar cuál de todos es el menos malo. Para tener una mejor idea, con base en las estadísticas, solamente hay que preguntarle a un periodista de profesión si los índices actuales de criminalidad han disminuido, o si por el contrario se han incrementado. Ahora, tratemos de aplicar esos índices de criminalidad dentro de cada una de las aéreas sociales y veremos que el resultado es desolador. Parece una guerra perdida. Ya es un hecho la legalización de sustancias que antes eran totalmente prohibidas. Pero vale hacer notar que las sustancias no son malas en sí mismas, sino en el fin y el uso que se les da lo mismo que a los objetos. Por ejemplo; ¿Quién culparía a un machete, o un arma de fuego, o a una piedra de homicidio? Nadie; y con todo siempre hay un culpable y ese es el ser humano que mal utiliza los recursos que tiene por la gracia de Dios. Absolutamente, no son los recursos ni los elementos los que pecan sino los hombres y los hijos del maligno con mayor ímpetu.

Haciendo uso de las palabras utilizadas por el Señor Jesucristo en su parábola, me temo que  “LA CIZAÑA” ya ha surgido prolíferamente en los tiempos finales que es evidente ante los ojos de toda sociedad que la maldad ha llegado a un punto en el cual preguntamos: ¿Cuánto más? O ¿Hasta cuándo durará esto?
Parece ser que el tiempo de la siega está más cerca que antes; todo apunta a indicar que la semilla de Caín ha brotado en el corazón del hombre moderno con una fuerza diabólica que impresiona y asusta. Esta es la cizaña acerca de la cual el hombre de la parábola dijo a sus siervos: “dejadla crecer juntamente con el trigo” y precisamente en esto es que consiste la “incomodidad de habitar juntos.” Los hijos de luz y los hijos de las tinieblas habitando sobre la tierra que Dios ha creado; y al mismo tiempo Satanás (el enemigo de la parábola) se ha acercado para sembrar su simiente en el corazón de todo aquel que rechaza todo lo que tiene que ver con Dios y su evangelio.

Algo que también queda claro en la parábola es la verdad dicha por el mismo Señor Jesucristo: que el reino de los cielos –para que tengamos una idea de lo que no conocemos aún- es un reino en el que los justos herederos no tienen que habitar incómodamente con los hijos de las tinieblas por siempre; sino todo lo contrario. El tiempo viene cuando el Señor apartará las “ovejas de la cabras” y dará a cada uno su recompensa en conformidad con sus obras; algo así como lo expresó el apóstol Pablo: “vida eterna a los que perseverando, en bien hacer, buscan gloria, honra, e inmortalidad” (Romanos 2:6-13) pero tribulación y angustia para todo el que hace lo malo,

Dos detalles más –antes de terminar con el tema- son el hecho de que el acto de “sembrar” requiere la preparación del terreno; y todos comprendemos que es una actividad que demanda tiempo y esfuerzo. Ahora, al lado del trabajo de preparar la tierra, tenemos la semilla; y el simple hecho de leer el texto que nos ocupa,  -a partir del griego koiné, nos hace ver que la palabra utilizada para semilla es la palabra griega sperma, que evoca en nuestras mentes la palabra espermatozoide y esta nos lleva a pensar en el acto de “engendrar y/o dar vida.” Aquí tenemos en la historia del trigo y la cizaña (griego zizanion) dos personajes realizando el mismo trabajo de preparar la tierra y sembrar. El campo es el corazón de los hombres, mujeres y jóvenes sobre los cuales Dios desea sembrar la semilla buena de su palabra en tanto que el Diablo también desea y busca la forma de sembrar su cizaña. Por desfortuna, muchos optan por hacer del campo espiritual de sus vidas tierra abonada para recibir –de buena gana- la semilla del maligno en sus vidas y por lo tanto sus obras son en conformidad con su elección. Sin duda, el enemigo ha  determinado hacer lo suyo tal como lo ha descrito el Señor Jesucristo “ha venido a robar, matar y destruir” y esta maligna generación hace exactamente igual. Esta maldad y sus hijos hacen incomoda la habitación sobre la tierra por parte de los justos a quienes les ha sido dada. 

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