Y DIOS SE LO LLEVÓ

¿A cuál de los santos te volverás para invocar su nombre?
(ENOC)


Los santos de la antigüedad (mayormente los que se mencionan en la Biblia) al invocar un poder sobrenatural buscaron acercarse a uno que pudiera darle sentido a sus vidas; y en su búsqueda se acercaban a Aquel de quien solamente habían oído. Luego, Aquel que era, que es, y que siempre será el mismo, se les manifestó (pues Dios es galardonador de los que le buscan);  y ellos habiendo entendido su carácter se allegaron a él con un corazón humillado, con reverencia, con temor y reconociendo que no había otro superior a él, y entendiendo que ellos no eran mejores que sus congéneres. No exigieron ni demandaron de Dios. Rogaron y pidieron; y Dios les concedió en su gracia muchas de sus peticiones pero nunca exigieron de Dios una respuesta como el capataz que exige la obediencia de su criado. Sin duda, dieron un gran ejemplo de su relación con Dios.

El fin de este pequeño escrito es mencionar la relación que algunos de estos santos tuvieron con Dios y la forma en que se expresaron delante de él. Y no menos interesante, destacar el testimonio que Dios y las Sagradas Escrituras dan acerca de ellos. Sus historias han quedado escritas para nuestra enseñanza y para que reflexionemos con sensatez cómo puede llegar a ser nuestra relación con Dios. Así que, solamente hagamos una pequeña remembranza de sus testimonios y al final consideremos si en la angustia hemos de esperar la ayuda de estos santos, o si debemos buscar  acercarnos a Dios como lo hicieron ellos; sin intermediarios. Pues Aquel que fue propicio a sus vidas seguramente puede también serlo para nosotros.

ENOC (Génesis 5:21-24)
Después de la desobediencia del hombre y luego de la muerte de Abel, el capítulo cinco del libro de Génesis nos presenta una lista con los nombres de los descendientes de Adán. No es una lista exhaustiva; pues estos hombres no solamente engendraron a aquellos que son mencionados por sus nombres, sino que también engendraron otros hijos e hijas durante sus vidas. Un aspecto interesante en la lista es la longevidad de estos varones que seguramente les permitió tener familias y descendientes en gran número. Otro punto que llama la atención es el hecho de que de todos los que aparecen en la lista, el más joven de todos es Enoc quien de acuerdo al texto existió sobre la tierra hasta la edad de trescientos sesenta y cinco años. Y para cerrar este pequeño grupo de características, podemos notar que de todos se dice que murieron; en tanto que de Enoc se dice que Dios se lo llevó.
Ahora, no vamos a entrar en especulaciones respecto a la desaparición de Enoc, ni a conjeturar que fue secuestrado por extraterrestres en un OVNI, ni que fue llevado a la dimensión X del espacio invisible. La Biblia no fue escrita para alborotar cuentos de fantasmas en la imaginación de los hombres. Simplemente observemos el texto con sencillez que seguramente nos ha de edificar y nos llevará a un momento de reflexión en nuestras vidas.

Enoc es el padre del famoso Matusalén. Lo engendró siendo aun un hombre joven y seguramente, al convertirse en padre, su vida comenzó a tener un cambio como cambian nuestras vidas cuando nos nace un hijo o hija. Empezamos a pensar en los verdaderos valores de la vida y en el valor moral de las personas, junto a la preocupación por hallar la mejor forma de criar a nuestros retoños; lejos del mal y del dolor. Y para alcanzar este objetivo nada mejor que cerca del Dios justo.

Cierto es que después –dice el texto- de que engendró a Matusalén “caminó Enoc con Dios” Me parece que existe una gran diferencia si decimos que Dios caminó con Enoc. Si este fuera el caso, luego Dios estaría sujeto a la voluntad de un hombre. Pero no es así. Claro, a muchos les encanta la idea de que Dios esté dispuesto las 24 horas del día para escuchar sus ruegos y responder afirmativamente a todas sus peticiones. El texto señala que Enoc fue quien se sometió y se sujetó a Dios. Fue Enoc quien estuvo dispuesto para escuchar la voz de Dios durante el resto de su vida sobre la tierra hasta el día cuando Dios mismo lo tomó y lo llevó consigo.

El testimonio bíblico acerca de este hombre es: “caminó con Dios y Dios se lo llevó” (Gén. 5:21-24). Un testimonio simple pero muy significativo. ¿Cómo no llegar a habitar en la presencia eterna de Dios, un hombre, que en vida terrena amó su presencia e hizo caso de la voluntad que le fue revelada? Vale la pena tener presente el testimonio que se da de este santo varón en las páginas de Nuevo Testamento. Dice el texto en el libro a los Hebreos 11:5 Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios. Y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios.
Reflexionemos: ¿Cuál es el camino que pisamos en el andar de nuestras vidas? ¿Hacia dónde nos conduce? “Hay camino que al hombre parece derecho; empero su fin son caminos de muerte” (Proverbios 14:12). ¿Caminamos de la mano de Dios (su palabra), o estamos dispuestos a hacer hasta lo imposible para que Dios camine de nuestra mano y en pro de nuestro deseo personal? ¿Quién camina de la mano de quien? No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen las armas en tal guerra; ni la impiedad librará al que la posee (Eclesiastés 8:8). En cambio, Dios es eterno y es el Juez de toda la tierra y de todos los hombres.



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