ONDAS GRAVITACIONALES QUE TAPAN LOS OIDOS
"Hemos detectado ondas
gravitacionales", anunció este jueves David Reitze, director ejecutivo del
Observatorio Avanzado de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales,
conocido como LIGO. Este evento
pudo ser "escuchado" por LIGO; y tras varios meses de revisiones
y corroboraciones de los datos, pueden decir con seguridad que se trata de las ondas
gravitacionales.
Las líneas anteriores son copiadas del artículo publicado hoy febrero 11
del 2016 por la BBC de Londres en su Website acerca del gran descubrimiento y
por consiguiente, la noticia ha llegado a ser la ratificación de la propuesta
hecha por Albert Einstein. Y poco antes
del final del artículo se puede leer lo siguiente: “Por lo que a partir de ahora,
los físicos podrán mirar los objetos con las ondas electromagnéticas y
escucharlos con las gravitacionales.”
La ciencia merece un reconocido aplauso y por ende la admiración de todos.
Ahora, no solamente pueden observar “con los ojos” sino de igual manera oír “con
los oídos” toda la expansión del universo.
Lo interesante del asunto –desde el punto de vista teológico- es que se cumple
al pie de la letra lo escrito por el apóstol Pablo quien, refiriéndose al mundo
incrédulo, dijo: “lo que de Dios se conoce, es manifiesto entre ellos pues Dios se lo manifestó.
Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y su deidad, se
hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por
medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido
a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se
hicieron vanos en sus pensamientos y su necio corazón fue entenebrecido.
Profesando ser sabios se hicieron necios.”(Carta de San Pablo a los Romanos
1:19-22).
Y ¿Por qué se hace interesante? Porque estos científicos no tienen en su
agenda otro afán que poder probar la “inexistencia del Creador.” Ese es su móvil.
Y el mundo los escucha de buena gana; pero al igual que los científicos que
ahora pueden “escuchar las ondas gravitacionales,” no tienen oídos para escuchar la voz de Dios, ni a su palabra, ni sus
mandamientos. Dios no forma parte de sus agendas. PROFESANDO SER
SABIOS, SE HICIERON NECIOS. Y les acontece a todos lo dicho por el profeta Isaías: "OYENDO OIRÁN, PERO NO ENTENDERÁN; Y VIENDO VERÁN,
PERO NO PERCIBIRÁN; PORQUE EL CORAZÓN
DE ESTE PUEBLO HA SIDO ENDURECIDO, Y CON SUS OÍDOS ESCUCHARON CON DIFICULTAD, Y
CERRARON SUS OJOS, NO SEA QUE VIENDO CON SUS OJOS Y ESCUCHANDO CON SUS OÍDOS,
ENTIENDAN EN SU CORAZÓN, Y SE ARREPIENTAN Y YO LOS RESTAURE". Como dijera
el filosofo alemán Arthur Schopenhauer “El que entabla una disputa no se bate
por la verdad sino por su propia tesis.
(El arte de Tener Razón, traducción de Dionisio Garzón. 2011 Versión
Digital). Y estos “ciegos espirituales” no quieren reconocer la verdad
establecida mediante la creación misma; desean demostrar que tienen la razón
aunque no posean la verdad de todo.
Por otra parte Jesucristo dijo
de sí mismo: YO SOY LA VERDAD (S. Juan 14:6). Como podemos ver, Dios no
necesita probarle nada al hombre, ni tiene necesidad de debatirse para probarse
a sí mismo.
Pero tampoco es nuestro deseo
parecer enemigos de la ciencia. Más bien, cerramos diciendo que no rechazamos
los hallazgos científicos, sino el negativismo obstinado por negar una verdad
palpable, visible y audible: la verdad de Dios, su palabra escrita la cual también
podemos todos escuchar y prestar atención con nuestros oídos y con el corazón.
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