EL QUE TENGA OÍDOS QUE OIGA


EL QUE TENGA OÍDOS, OIGA LO QUE DIOS HA DICHO

Un día dijo Dios acerca de los que le adoran: este pueblo, de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Y su temor de mí, no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado. También preguntó Dios: si soy vuestro Padre, ¿Dónde está mi honra? Y si soy Señor, ¿Dónde está mi temor?  ¡Oíd! El buey conoce a su dueño, y el asno conoce el pesebre de su señor, pero los que dicen ser mi pueblo no tienen conocimiento de mí. Son gente pecadora, cargados de maldad, generación de malignos, hijos depravados, se han vuelto atrás. Apostatan de mi palabra.
         
Luego volvió y preguntó ¿Para qué me sirve la multitud de vuestros sacrificios? ¡Estoy hastiado! ¿Quién demanda esto de vuestras manos? ¡No me traigáis más vana ofrenda! ¿Acaso hallaron en mí maldad, que se alejaron de mí? ¡Ninguna nación ha cambiado sus dioses, aunque no son dioses! Sin embargo, me han cambiado por lo que no aprovecha. Me dejaron a mí, que soy fuente de agua viva, y cavaron para ellos mismos cisternas rotas que no retienen agua. Y el llamado pueblo mío perece porque no tiene conocimiento.

          Muchos se jactan de su fuerza, de todo cuanto tienen a su alrededor. Pero yo digo que, si alguno tiene de qué gloriarse, o razón para sentirse orgulloso, pues que se gloríe por lo que verdaderamente vale la pena. No se alabe el valiente en su valentía, ni en su sabiduría se alabe el sabio, ni el que tiene debe alabarse en sus riquezas. Alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y en conocerme, que yo soy Dios, que hago misericordia, juicio, y justicia sobre la tierra; porque estas cosas son las que quiero.
         
Eso sí, ¡Una advertencia! Haré una obra, dice Dios, que si se las cuento no la van a creer. ¡Cercano está el día de Jehová! Dia de tinieblas y de oscuridad. Dia de nube y de sombra. Como en los días en que envié a los caldeos sobre la tierra para castigar. He aquí, así como aquel cuya alma no fue recta y se enorgulleció, así vendrá la apostasía; y se manifestarán los hijos de perdición, los cuales, se oponen contra todo lo que es de Dios o es objeto de culto. Inicuos, cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no reciben el amor de la verdad para ser salvos. Por eso, Dios mismo, quien hace esta obra, aunque no la crean, es quien envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

          Pero, a los que esperan en su misericordia, Dios les dice: ¡Lavaos y limpiaos! Quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia, tened misericordia. ¡Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta! Si vuestros pecados fueren como la grana, o rojos como el carmesí, serán emblanquecidos como la nieve; serán como blanca lana. Si quisiereis, comeréis el bien de la tierra. Pero, si fueseis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho. Si me amáis, guardad mis mandamientos. Si se convierten, yo los restauraré y delante de mí estarán. Conviértanse ellos a ustedes; y ustedes no se conviertan a ellos. Apártense de toda iniquidad. ¡Salid de en medio de ellos!

Posdata: Escudriñad las Escrituras, porque en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí. El que es justo, sea justo todavía. No sea vencido por lo malo, sino venza con el bien, el mal. Porque vendré para juzgar a todos conforme sean sus obras.

El presente artículo ha sido elaborado con base en los libros de los profetas Isaías, Jeremías, Habacuc, el evangelio de San Juan y Apocalipsis.

          

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