LA TEORIA Y LA PRÁCTICA IBAN DE LA MANO
CARTA
DE SAN PABLO A LOS COLOSENSES 1:3-8
Vamos a considerar la carta de
San Pablo a los colosenses haciendo un esfuerzo por leer con atención. Pues una
buena lectura, no consiste simplemente en la identificación de las palabras,
sino en entender con certeza el mensaje de quien escribe. Dejemos a un lado la
observación fragmentaria y parcial de versículos y, más bien, leamos el
documento como un solo cuerpo de pensamiento.
Notemos, que los
dos primeros versículos del primer capítulo son un saludo tradicional en el que
aparecen identificados escritor y destinatarios. De ahí en adelante comienza el
apóstol a desarrollar sus pensamientos y a presentarnos el tema de su carta.
De los versículos 1:3-8 encontramos varios pensamientos en los que podemos
distinguir los siguientes aspectos: acciones de gracias; el conocimiento de la
iglesia que estaba establecida en la ciudad de Colosas; el reconocimiento de la
labor misionera de Epafras; y así mismo, el crecimiento espiritual de los
creyentes como resultado de haber recibido el mensaje del evangelio.
Esta es una forma de ir
simplificando las ideas que se presentan a medida que empezamos a leer el documento,
pero al mismo tiempo, nos ayudan a profundizar en el contenido del mismo
mediante la observación cuidadosa de cada expresión.
Así, procedemos a distinguir los sentimientos del apóstol al escribir su carta
a una congregación de hermanos en Cristo, a quienes no conoce personalmente,
pero de quienes tiene una referencia muy agradable y placentera. Por ello, da
gracias a Dios al conocer su testimonio; exalta la fe en Cristo que ahora
profesan, y el amor que existe entre sus miembros. ¿Cuál es la causa de esta fe
y este amor? Pablo dice que es la esperanza que ahora hay en todos ellos,
acerca de la cual han oído por la palabra del evangelio. La esperanza de poder
habitar delante de la presencia de Dios. También nos hace saber que el mensaje
del evangelio se está divulgando por todas partes. Lo interesante aquí es que,
en los creyentes de Colosas, el evangelio estaba “llevando fruto y creciendo.” Esto nos hace entender que la vida del cristiano no
es solo teórica, sino también práctica.
Epafras es el
mensajero del evangelio en Colosas; es bien conocido por el apóstol Pablo, quien
lo llama “consiervo amado,” “fiel
ministro.” Esta forma de referirse a
Epafras nos indica, por lo menos, dos cosas: que Epafras y Pablo compartían una
buena amistad; y que los dos poseían e impartían una misma doctrina; y que, como
consecuencia, los resultados y frutos del trabajo misionero de Epafras eran los
mismos del trabajo de Pablo.
Así pues, cierran los primeros versículos de esta carta. De una manera sencilla
pero atractiva. Y ¿Quién no desea ver que en su iglesia se manifiesten,
verdaderamente, un espíritu de amor y madurez, acompañado de una esperanza
verdadera como lo es la salvación?
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