NIÉGUESE A SÍ MISMO
¿Negarme a mí mismo? ¡No puede ser!
“Cualquiera que quisiere venir
en pos de mí”
Es una invitación abierta a todos
los niveles sociales y étnicos sobre toda la tierra habitada que, como
indica el texto, demanda una respuesta voluntaria. Es decir, cualquiera que
desee ir en busca y conocimiento de Cristo, para seguir en pos de él, debe hacerlo
por su propia y libre determinación.
Observemos
que dice: “cualquiera
que quisiere.” Para tomar una decisión
de tal magnitud, es necesario conocer a quién vamos a seguir. Y en los
evangelios podemos tener, sin problema alguno, toda la información en lo
referente al Señor Jesucristo. No obstante, y a pesar de que el evangelio sigue
siendo predicado en nuestros tiempos, hay quienes se resisten, y otros ni
creen. Pero si alguien, alguna vez, ha escuchado sus palabras y/o las ha leído
en la Biblia, ¿Qué es lo que hace que muchos duden y se nieguen a seguirle? La
respuesta a este interrogante puede estar en las palabras “niéguese a sí mismo.”
Todos
conocemos lo que significa el derecho a la libertad, y el libre albedrio. La
libertad es un concepto mal interpretado con gran frecuencia entre las personas;
especialmente cuando se quiere ejercer la voluntad para elegir el camino por el
cual le da destino a la existencia; y hay que aclarar que el destino no es una fuerza inexorable contra la cual nada se pueda
hacer. Más bien, el destino es el fin al cual deseamos llegar.
“Muchos consideran que libertad es sinónimo de anarquía”
De
nuevo ¿Qué es lo que hace que el Hombre
dude y se niegue a seguir en pos de Jesucristo? Las palabras: “niéguese a sí mismo” pueden
calificarse de ofensivas. Dan la impresión de que carecen de ética; sobre todo
en una sociedad como la actual que se desboca exigiendo derechos de toda clase
haciendo a un lado sus obligaciones; presionando por una pretendida libertad
donde cada uno desea hacer lo que quiere. Nadie anhela ceder o renunciar a un
derecho del cual goza por naturaleza. Cada cual puede ser y llegar a ser lo que
quiere. Puede hacer de su vida lo que bien le parezca. Sin embargo, el Creador
de la verdadera libertad y el libre albedrio, el Señor Jesucristo, no pretende
que esto sea así. Todo lo contrario. Su llamamiento y/o invitación es para que todo el que quiera, ejerza
a plenitud su libre voluntad para seguirlo.
Con
todo, es evidente que el ser humano al hacer uso de su privilegiada libertad, lo
ha hecho de una manera tan egoísta que ha dejado de ser pecador para
convertirse en pecador empedernido. Solo basta observar cómo la violencia, la
maldad, el egoísmo, el vicio y la corrupción aumentan día a día. El hombre no
es nada más que un sujeto con una naturaleza caída, con una moral degenerada y
con una imagen de su Creador tan desdibujada que ya ni se percibe. ¡Si es que
se puede percibir! Es un esclavo del pecado. Ha perdido su verdadera libertad.
La
Biblia en la carta a los Romanos 6:23 declara que la paga por el pecado es la
muerte; y que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús. Ahora, recordemos
otra vez que las palabras "si alguno
quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo” son un llamamiento
universal a los hombres para que elijan libremente una de dos opciones: sufrir las
consecuencias de su pecado, o abrazarse a la misericordia de Dios para con el
pecador arrepentido. Si alguno elige seguir siendo lo que es, puede continuar siéndolo.
Dios le ha dado esa libertad. Pero, por otra parte, si alguno desea ejercer el
mismo derecho para hacer la voluntad de Dios, también puede hacerlo. Es decir,
puede dejar de ser lo que es para llegar a ser lo que Dios quiere que sea.
Así
vemos que el llamamiento a seguirle voluntariamente no es insensato ni ilógico.
Todo lo contrario. Tiene mucho más sentido y tiene más lógica que la del más
grande pensador. El Eterno, Santo, Omnipotente y Omnisciente Dios ha tenido a
bien ofrecerle al hombre pecador una salida para que se libre de su fatal
destino. Así pues, que “negarse a sí mismo” no consiste en aniquilar cada uno su
propia personalidad; sino en ejercer libremente la voluntad de elección. En
este caso, la elección libre de seguir sus caminos y su voluntad.
¡He aquí nuestra libertad!
“O nos hacemos siervos del
bien y la justicia, o nos hacemos siervos del mal y la injusticia”
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