LAS COSAS QUE SE DICEN
¡Las cosas que se dicen! Hace
tiempo cuando pregunté por el
significado de la expresión aunque estoy ausente en cuerpo, no
obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y
mirando vuestro buen orden (Colosenses 2:5) se me indicó que Pablo mediante el poder el Espíritu Santo podía ver
a los creyentes de las iglesias sin tener que trasladarse de lugar. Luego, estudiando el texto, con el tiempo me
di cuenta cuán falsa era tal explicación.
Lo que sí está claro,
mediante una lectura cuidadosa, es que el apóstol Pablo estaba bien enterado por
el informe que recibió su consiervo Epafras. Por lo tanto, aunque ausente de
cuerpo, el apóstol podía gozarse del buen testimonio de la congregación. Esto
es lo que significa “en espíritu estoy con vosotros,
gozándome y mirando vuestro buen orden.”
La iglesia en Colosas
observaba un cambio de conducta después de haber aceptado el evangelio,
prestaba atención a lo que se le anunciaba, crecía en número y daba fruto, sus
miembros eran discípulos y no asistentes esporádicos.
La manera en que esta
comunidad respondió al evangelio fue motivo para que Pablo rogara a Dios que
fueran llenos del conocimiento de su voluntad, fueran fortalecidos, y anduviesen
como es digno de Él (de Dios). ¡Tremendo! Con una iglesia floreciente es
agradable seguir trabajando. Mi experiencia
personal me ha mostrado un cuadro muy distinto. He visto congregaciones donde
no se nota cambio en la conducta de sus miembros. Son los mismos con las mismas
y sostienen que Dios los hizo así. Los he observado presentes en cuerpo pero
divagando en sus mentes otras cosas que nada tienen que ver con lo que se les
enseña. Sus espíritus andan paseando por el mundo al cual pertenecen. Los he
visto crecer en número pero su comportamiento deja mucho que desear y por ellos
la gente rehúsa el evangelio. Puedo testificar de miembros que se oponen a
aprender y aseguran que los apóstoles del Señor eran sin escuela, ni educación.
Y por lo tanto ellos siguen su ejemplo. ¡Las cosas que se dicen!
Si bien es cierto que eran del
vulgo y sin letras, era porque no tenían una educación académica como la de
un escriba o un doctor de la ley pero ¡qué bien conocían las Escrituras! Indagaban
en ellas. Y no puedo creer que fueran personas renuentes a la enseñanza como
ciertos individuos que diciendo ser creyentes se niegan a aprender. ¡Que eminencias!
La iglesia colosense nos da un ejemplo digno de ser imitado luego de haber
recibido el evangelio (si es que lo hemos recibido). Nuestras vidas deben cambiar.
Necesitamos prestar atención a lo que se nos anuncia en las Escrituras más que
a lo que se nos interpreta. Debemos revisar nuestras vidas para ver si están
fructificando. Y mantenernos cerca de quienes aman al Señor.
Bástale al discípulo ser como su maestro
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