LOS GOBIERNOS DE LA TIERRA
De tantas cosas por las que
oramos, hay una que ha dado vueltas en mi cabeza últimamente. Es aquella petición
que el Señor enseñó a sus discípulos:
“venga a nosotros tu reino.”
Con
tanta incertidumbre que se vive en los días actuales me parece que necesitamos un gobierno estable donde exista la verdad y la justicia. Y es que, llámese como se llame el sistema administrativo gubernamental, parece que ninguno sirve. La tradición política colombiana
fue por mucho tiempo liberal y conservadora. A lo que mi bisabuela decía: - ¡un
liberal más un
conservador, es igual a dos ladrones! Ahora, con la larga lista de partidos políticos, ha de ser mayor la cantidad de ladrones que es difícil elegir uno que con seguridad sirva al pueblo. Cada uno se
sirve a sí mismo y
vela por sus propio interese.
Somos testigos de las revueltas políticas en las naciones, las dictaduras, y
ahora los ojos del mundo se vuelven a las elecciones presidenciales de cada sociedad donde el resultado final afecta al resto. Pero
una verdad sea dicha: seguirá siendo un gobierno de los hombres y como tal tendrá
fallas aunque sea el mejor de los gobiernos. Confieso, que me cuesta apoyar un partido
que apruebe el aborto, la unión civil entre personas del mismo sexo, que tolere y promueva las
protestas violentas en las calles, y se oponga a la congregación de las iglesias
alegando que tales reuniones promueven la discriminación y la homofobia.
La
pandemia vino a ser una herramienta política y económica
muy controversial en el mundo entero. Las autoridades locales contradicen las nacionales;
presidentes, gobernadores, y alcaldes están en desacuerdo. No hay duda de que este
mundo está que
hierve y el ciudadano común debe cuidarse y sobre todo no debe
permitir que la diferencia de opinión derrumbe los lazos familiares, ni sociales.
Recordemos que el racismo, la discriminación, la desigualdad económica, el
sexismo, la pobreza, la desigualdad de derechos, van a estar siempre a la orden
del día sin importar quién esté en el poder. Las cosas no han cambiado. ¿Pensamos que van a eliminar los impuestos, y que los sueldos de
los trabajadores van a ser suficientes para cumplir con las obligaciones económicas? Esto nunca va a suceder.
En cambio, me agrada
lo que dice la Sagrada Escritura en términos de igualdad: “el que recogió mucho no tuvo más, y el que poco no tuvo menos.” Igualmente, lo que
dice en términos
de derecho: “bienaventurados los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol
de la vida.” Lo que dice en términos
de justicia: “vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan
gloria y honra e inmortalidad.” Y lo que dice en términos de plenitud: “El sol nunca más te servirá
de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará; sino que Jehová
te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.”
Aquel
que dio testimonio de estas cosas dijo: “Sí, vengo pronto.” Y quien recibió
su testimonio concluyó orando
las siguientes palabras: ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús! Y yo exclamo lo mismo: ¡Ven Señor
Jesus! Que Dios extienda su gracia sobre nuestras cabezas y nos libre del mal
que se va a desatar sobre la tierra. Oremos: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en
el cielo. Danos
hoy el pan nuestro de cada día……….
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