LA HERMOSURA DEL HOMBRE

 


Un don para cultivar

¡Sin rodeos! Bien sea atractiva la mujer o atractivo el hombre, cuando su moral adquiere un calificativo animal (como llamar cerdo a un hombre, o zorra a una mujer), su belleza externa no compensa su malignidad, y esto vuelve al ser humano en algo repulsivo. Por ello, estarán de acuerdo en que la única hermosura interna de la que disfruta el hombre es la imagen de Dios en él, otorgada por gracia, y que puede malograrse no por impotencia divina, mas por obstinación humana cuando el hombre se predispone a la maldad y rechaza la oferta de su Creador: “si sacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca” (Jeremías 15:19). Algo así como ¡Si cultivas lo bueno que hay en ti y haces a un lado tu perversidad, tu vida será mejor!

          El corazón del hombre y la mujer están inclinados al mal y la condición de pecador es la misma para los dos. Ambos han quedado expuestos a merced de un mundo que mediante estímulos externos los potencializa para ejecutar actos atroces y adoptar conductas malignas; a menos que en sus corazones decidan oír a quien amonesta desde los cielos.

          El pecado casi que ha borrado lo loable en el hombre y la mujer. Y esta hermosura (la imagen de Dios en el hombre) decae cada vez más en cada generación. ¿Sera Dios incapaz de permanecer?

          No lo creo. Más bien el hombre, él o ella, con voluntad dispuesta rechaza a su Creador. Abraza ideologías aberrantes, da la espalda. Y ya es una desgracia que también el mundo determine lo estético, lo razonable y lo justo. Como si el Hacedor no tuviese voz ni voto entre sus criaturas. ¡Vaya estupidez de hombres y mujeres que hacen oídos sordos y cierran sus corazones a la gracia que les es concedida!

          Si os parece que nada nuevo hay en este tema, - ¿Qué? - El pan tampoco es nuevo. Es tan antiguo como el hombre y se come todos los días. Los estímulos exteriores que corrompen al hombre son los mismos.  Sin embargo, por el uso que el hombre hace de los avances tecnológicos de comunicación y las redes sociales, (no porque sean malos en sí mismos) este proceso de corrupción se acelera.

          Sin embargo, hay otros en los que la hermosura interna comienza a restablecerse reflejada en sus conductas. Aún no son perfectos pero encaminan sus vidas en esa dirección. No están exentos de pecar pero no lo procuran, ni lo anhelan. Se guardan del mal. Están en el mundo pero no son del mundo. Crucifican la carne con sus pasiones y deseos. Mueren al mundo cada día. En ellos comienza a cumplirse la sentencia “bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” En ellos la belleza externa y la vana apariencia pasan a segundo plano. No decimos que carezcan de importancia pero no deshacen lo hermoso que Dios ha sembrado en el hombre. “Cielo y tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán;” y “el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”

          El hombre tiene una sola alternativa: termina por degenerarse completamente, o se renueva mediante una correcta relación con su Hacedor. No necesita reinventarse. Lo que necesita es ser redimido de su propio mal, de su perfidia, y de su protervidad. Precisa que la luz de Dios vuelva a brillar en él y que nuevamente disfrute con creces la mayor hermosura de la que puede gozar con solo sacar lo precioso de lo vil. ¿Somos aceptos a los ojos de Dios? O somos amigos del mundo? No podemos olvidar que “quien se hace amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios.”

          Finalmente, tengamos presente que “creó Dios al hombre a su imagen. Varón y hembra los creó.” Insisto en el hecho que varón y hembra los creó Dios conforme a su imagen. Ambos necesitan el favor de Dios. Pues escrito está “no quiero la muerte del que muere.” En este caso, el ser humano que muere por su pecado.


Comentarios

Se que tu anhelo, el de tu amada esposa y, te comparto que, el mio también, es sembrar xa el reino de Dios, vivir de acuerdo a Su llamado y ruego al Espíritu Santo que obre en mi y me muestre mis pecados, que no los consienta
Tenemos de Dios el don de la vida que es como un sembrado para cultivar y hacer de él lo mejor. Amen! Nuestros deseos de vivir conforme a su voluntad fructifiquen para vida eterna. Bendiciones!

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