EL MEJOR DE LOS PRODUCTOS EN UNA SOCIEDAD DE CONSUMO

Recuerdo que en mi niñez, muchas veces veía en el mercado y en las calles, grupos numerosos de personas haciendo un ruedo alrededor de un hombre hablador y palabrero que procuraba convencer a la concurrencia para que compraran su producto. De acuerdo a su estilo oportuno y a la manera de anunciarlo, pregonaba que éste era barato, efectivo, capaz de combatir todos los males entre los cuales estaban el mal de ojo, la mala suerte, la pobreza, el desempleo, las enemistades, la rebeldía de los hijos, la infidelidad conyugal, las traiciones, el desamor, la amibiasis, el estrés, la falta de memoria, y hasta el mal aliento. En otras palabras, aquel hombre conocido por el motete de “culebrero” tenía la solución final a todos los males y a la interminable lista de los problemas del ser humano. Debo decir que en aquel entonces, el hombre daba la impresión de que lo sabía todo; pero ahora que reflexiono de adulto me doy cuenta que no daba signos de ser amante del pensamiento ni de la bu...