MUERTOS PARA EL MUNDO Y VIVOS PARA DIOS

¡Esforzaos y sed valientes! No soy motivado a que procure la perfección de mi carácter o de mi vida; no me es permitido considerar que puedo ser mejor persona cada día o servir de ejemplo a otros; mi lenguaje puede ser vulgar, pues, lo importante es comunicar mi mensaje y hacerlo comprensible; puedo ser vulgar, pero debo ser elocuente. En cuanto a mis costumbres, h á bitos y tradiciones tengo derecho legal de ponerlos en pr á ctica; la sociedad no me obliga a cohibirme de participar. Soy libre, enteramente libre; puedo creer en lo que quiera, como quiera, cuando quiera, no importa en qu é , o en qui é n, lo esencial es que tenga fe y que sea honesto en mis convicciones, aunque estas sean equivocadas. Ninguno puede juzgarme por lo que creo. El mundo aprueba mi libertad de elección. Puedo dejar de ser lo que soy y llegar a ser lo opuesto. El fin que busco justifica los medios para conseguirlo; siempre puedo hallar una excusa para dar razón de mis actos, y si logro persuadir a m...