DOS MILLAS
“no nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos si no desmayamos" Cuando pienso que hay que llevar la carga del necesitado por dos millas, me asusto. Dos millas son 3.21 kilómetros. Es una distancia considerable sobre todo si la carga pesa m á s de lo que podemos soportar. Y cuando uno se ha comprometido a hacerlo, en la mitad del camino puede preguntarse ¿Quién me mand ó a ser tan generoso? Y pudiera decir que no vuelve a comprometerse. Hacer un favor cuesta. Y mucho m á s cuando lo hacemos presionados por la obligación, o el compromiso, o por lo que sea, pero cuesta. Es en el sermón del monte donde hallamos el deber de no resistir al malo, de presentar la otra mejilla, de entregar la capa, de caminar dos millas con quien nos demande una. Si tomamos literalmente estas palabras quedamos mudos y sin saber qu é hacer. Y entonces ¿Qué otra opción tenemos? ...