LA DESCRIPCIÓN NO PUDO SER MEJOR
LA DESCRIPCIÓN DEL
DIOS INVISIBLE
NO PUDO SER MEJOR
Pablo, apóstol de Jesucristo,
cuando escribió su carta a los colosenses manifestó su gozo al conocer el testimonio de ellos. Así
mismo, dio gracias a Dios por sus bendiciones. Pero cuando quiso exaltar a su
Redentor, aquel en quien había creído, y aquel a quien los colosenses habían recibido,
tomó un giro vehemente en sus
expresiones que parecía que se desbocaba.
No
era que pretendiera abrir una sección aparte, ni un nuevo segmento, ni un punto
aparte de su tema; sino que trató de
proporcionar una descripción precisa, correcta y exacta, sobre quién y qué
clase de persona era, o es, aquel Jesús que se le apareció en su viaje a
Damasco, y que transformaba la vida de los creyentes en Colosas. Pero, por las
expresiones que utiliza, más bien
parece que nos estuviera dando un cuadro de Dios mismo.
Sabemos por el
contexto bíblico general que a Dios nadie le ha visto y que lo que de Dios se
ha observado son simplemente manifestaciones de Dios o “teofanías” como lo llaman más precisamente los teólogos. Pero,
Pablo no habla de Cristo como otra de las manifestaciones de Dios, sino como la
verdadera manifestación; se refiere a él como “la
imagen misma del Dios invisible” 1:15.
Es decir, para Pablo, si alguien ha
visto realmente a Dios, ha de haberlo visto en la persona de Jesús el Cristo.
En cuanto a que
Cristo es la imagen del Dios invisible, debemos recordar las palabras de Jesús
cuando le dijo a Felipe: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:1-10). Y cuando
los judíos quisieron apedrearle por hacerse igual a Dios, les había dicho: “El Padre y yo uno
somos” (Juan 10:30-33). También, si queremos leer algo más al respecto, podemos hacer nota del Salmo 80:19
que dice: “Haz
resplandecer tu rostro.” La carta a los hebreos 1:3 se abre
majestuosamente refiriéndose a Jesucristo de la siguiente manera: “el resplandor de su
gloria, y la misma imagen de su sustancia’”
La expresión, Primogénito de toda creación, no debe interpretarse
de manera que Cristo aparezca como el primer ser creado, sino a la luz
de las expresiones tales como: “El
primero y el último.” “El
principio y el fin.” “El alfa y omega.” “El que era, que es, y el que ha de
venir: el todopoderoso.” “No conocerás pues, otro dios fuera de mí, ni otro
salvador sino a mí. “Llamarás su
nombre Enmanuel, que traducido es: Dios con nosotros.” “Y Jehová será rey sobre
toda la tierra.” La única persona que llena estos requisitos es Dios
mismo; y, además, no podemos exaltar a dos salvadores o redentores. Dios es uno
solo.
Jesucristo es “antes de y antes que” todas las cosas. Solamente así podemos conciliar el
pensamiento de Pablo con el de Juan el apóstol quien escribió: “En el principio era
el Verbo y el Verbo era Dios” (no un dios). El contexto de
las palabras de Pablo nos indica que, en él, en Cristo, fueron creadas TODAS las cosas, por
medio de Él y para Él. Pero digno de tenerse en cuenta es, ver cómo el
pensamiento del apóstol es consistente en cuanto a lo que quiere decir. Porque,
escribiendo a los Romanos 11:30-36 donde
dice ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!,
concluye diciendo: “Porque
de Él, y por Él y para Él son TODAS las cosas.
¿Estaría un
judío como Saulo de Tarso, criado en la más estricta secta de su nación; celoso
de las tradiciones de sus padres; monoteísta de hueso colorado; convirtiéndose
en un politeísta después de conocer la Ley y los Profetas? ¡Cuán profundos
fueran su pecado y su blasfemia! ¿Notamos que los dos pensamientos en ambas
cartas son idénticos? Para Pablo, Dios y
Cristo son uno. La diferencia es que Cristo es Dios manifestado en carne. Jehová
es Señor, y Jesús es Señor. Es uno solo y un mismo título que corresponde a la
plenitud de la Deidad. No hay dos Señores. Jehová, uno solo es.
Pablo también
dice que, en él, en Cristo, habita
TODA la plenitud
de Dios. Para no extendernos
demasiado, simplemente uno puede recapacitar: ¿Qué es la plenitud total y
completa de Dios? Una respuesta sencilla nos lleva a concluir que,
efectivamente, el texto dice que Dios habita (mora, reside, vive) en Cristo. Lo curioso del asunto es que Jesús
también dijo: “Yo
soy en el Padre, y el Padre en mí.” (Juan 14:10).
Sin duda, las palabras de Pablo armonizan con las del Señor.
UNA
LOCURA PARA LOS QUE SE PIERDEN
PERO A
LOS QUE SE SALVAN,
CRISTO
PODER DE DIOS, SABIDURÍA DE DIOS
La expresión “Hijo de Dios” no es más que una manera de explicar un hecho real,
concreto e histórico en la Historia de la Humanidad, y que causó que los
filósofos de la antigua Grecia consideraran todo esto “una locura” y que para
los judíos fuera un “tropiezo.” Mas para los creyentes, Cristo siempre ha sido “poder
y Sabiduría de Dios”. Hijo de Dios significa
que Dios se hizo
hombre.
En su carta a los Corintios
les dice que, es Dios quien reconcilia
consigo mismo al pecador (2 Cor. 5:19) y en la carta a los Colosenses dice
exactamente lo mismo (ver. 19-21). Léase el versículo 21; pero notemos que dice:
“Ahora os ha reconciliado en su cuerpo de
carne”
¿Qué quiso decir?
Que Dios, a sí mismo se hizo hombre (lo mismo dice Juan) y habitó en un cuerpo
de carne y sangre, y que de esta manera trajo redención a los hombres pecadores.
De nuevo, Dios os ha
reconciliado en su cuerpo de carne…………. ¡Qué expresión
más profunda y teológica, nos brinda la doctrina apostólica en cuanto a
quién es aquel Jesús de Nazaret! Nos ha
legado una declaración doctrinal, ortodoxa, y fundamental del cristianismo evangélico.
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