GERMINAR Y CRECER CON FUNDAMENTO
Podemos hablar mucho
sobre los temas religiosos pero la obediencia a los mandamientos de Dios debe
marcar un distintivo en nuestras vidas ante los ojos del mundo
“Por tanto, de
la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él arraigados y
sobreedificados en él.” La palabra arraigar significa “echar raíces” y
nos trae a memoria la parábola del sembrador donde la semilla que cayó en buena tierra fue la que dio fruto. El señor J.
B. Phillips, quien hiciera una traducción del Nuevo Testamento a partir del
texto griego, nos ofrece en Colosenses 2:7 prácticamente la misma
definición de la palabra pero de una forma altamente ilustrativa. Notemos la
manera en que lo hace: “Creced en él como una planta
que nace de la tierra en la cual está plantada.” Una semilla ha sido plantada en nuestras vidas y hermoso
debe de ser el hecho que esa semilla produzca en nosotros los frutos de la
nueva vida recibida en Cristo. Pero debemos arraigarnos en el Señor así como la
semilla que cuando brota se hace planta nueva y da su fruto. El mundo se esfuerza
por ser mejor en todas sus empresas y quienes creemos en Cristo debiéramos también
esforzarnos por crecer y fructificar.
La
segunda palabra es “sobreedificados” que significa edificar encima del fundamento que ha
sido puesto. Es la traducción de la palabra griega epi=sobre; y
oikodomeo= constructor. Bien dijo Pablo a los corintios: “como
perito arquitecto yo puse el fundamento,” que es Cristo, y nadie puede
quitar ese fundamento” así que cada cual mire cómo edifica (1 Corintios 3:10).
Pienso que la mejor ilustración respecto a sobreedificar son las palabras de
Jesucristo cuando comparó a los que obedecen sus mandamientos con el hombre que
edificó su casa sobre la roca.
Ahora,
es como si Pablo evocara las enseñanzas de su maestro trayendo a memoria dos
parábolas y dándonos la aplicación correcta para que la hagamos efectiva en
nuestras vidas. Una, la parábola del sembrador y otra, la parábola de la casa
sobre la roca. Dicho de otra manera, hay que nacer, arraigarse, crecer, y
fructificar en Cristo, acompañando nuestro vivir con acciones justas; pues Cristo
ha dicho que aquel que edifica sobre la roca es el que cumple sus
mandamientos. Podemos hablar
mucho sobre los temas religiosos pero la obediencia a los mandamientos de Dios
debe marcar un distintivo en nuestras vidas ante los ojos del mundo. Esta
obediencia nos coloca en la perspectiva correcta de lo que se quiere decir con arraigados y sobreedificados en Cristo. Naced,
creced, desarrollaos en Cristo, obedeced sus mandamientos. Esta es la manera en
que somos la luz del mundo.
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