LA PREEXISTENCIA DE CRISTO

 


De Jesucristo dicen que es un personaje controversial. Unos lo califican de revolucionario y hippie; otros lo consideran un gran maestro de moral; algunos sostienen que estaba enamorado de María Magdalena y que tuvo hijos con ella. Y le agregan tantas historias más que terminan denigrando su nombre.

          Pero más allá de lo que se dice, pienso que su testimonio hay que tomarlo en serio. Estoy persuadido que es mucho más de lo que pensamos o creemos de él. Recuerdo este versículo de la biblia que dice: no se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme.

          Lo que de él he leído me hace pensar que Jehová del Antiguo Testamento es el mismo Jesucristo del Nuevo. Recuerdo que uno de los discípulos le dijo al Señor, ¡muéstranos al Padre y nos basta! Jesucristo respondió con esta pregunta: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros y aun no me has conocido, Felipe? Y agregó la siguiente declaración: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. Muy tajantemente, Jesucristo afirmó que él y el Padre son uno mismo.

          He aquí otro ejemplo en las Escrituras: “en el principio creó Dios los cielos y la tierra.” De Jesucristo se dice que “todo fue creado por él y nada de lo que existe fue hecho sin él.” Si argumentamos que, Dios, solo hay uno. También Jesucristo dice que él está en el Padre y que el Padre está en él. Y digo: el que contiene es mayor que el contenido; y si el Padre se halla contenido en el Hijo, luego ¿Quién contiene a quién, y cuál es mayor de los dos, ya que se contienen mutuamente?  Por lo cual no pueden ser dos, sino uno solo y una sola persona.

          Cuando Juan apóstol escribió su evangelio identificó a Dios y a Jesucristo como el mismo.  Esto fue lo que testificó Juan: que en el principio era (o existía) el Verbo y que el Verbo era Dios. Es decir, que Dios era el Verbo. Y añadió que todas (todas) las cosas por él fueron hechas y que sin él nada de lo que existe fue hecho. Y concluyó en la introducción de su evangelio diciendo del Verbo, (refiriéndose a Dios), que el Verbo (Dios) se hizo carne (se hizo hombre). Ahora, ese Dios creador origen de todas las cosas se hizo hombre y fue un varón de Galilea llamado Jesús el Cristo.

          Pero hay algo que no me parece correcto cuando algunos a partir del libro de los Proverbios 8:22-36 deducen que allí se hace referencia a Cristo y quieren ver su preexistencia aduciendo que, Dios y Jesucristo estaban juntos, creándolo todo. Esta manera de pensar denigra aún más su testimonio; porque se razona a partir de un pasaje bíblico que en ninguna manera se refiere a Jesucristo como tal.

          Allí, en Proverbios 8:22-36, lo que encontramos es una personificación de la sabiduría pero nunca, y jamás, una dicotomía de Dios. La Biblia declara que en Cristo están escondidos “todos los tesoros de la sabiduría” (Colosenses 2:3) Y ¿Cómo no, si él la poseía desde el principio? Es más, él es el Creador de la sabiduría.

          Dice el texto en los Proverbios 8:22-25 “El Señor me poseyó al principio de Su camino, Antes de Sus obras de tiempos pasados. Desde la eternidad fui establecida, Desde el principio, desde los orígenes de la tierra. Cuando no había abismos fui engendrada, Cuando no había manantiales abundantes en aguas. Antes que los montes fueran asentados, Antes que las colinas, fui engendrada.”

          Así pues, que si el pasaje fuera una referencia a la preexistencia de Cristo, debemos decir que Jesucristo fue creado y por lo tanto es una criatura y no Dios. Conclusión esta que no tiene sentido lógico ya que el Hijo del Hombre es la manifestación de Dios en carne.

          Como hombre, Jesucristo fue engendrado en el vientre de María cuando ella aún no había conocido varón. Pero como Dios él es desde la eternidad y hasta la eternidad. Por ello, la confesión católica que llama a María “madre de Dios,” no declara que María posea mayor autoridad, sino que el santo ser que dio a luz es Dios mismo quien se hizo hombre. No fue engendrado por hombre para quedar sujeto a los hombres, sino que a sí mismo se hizo hombre.  

          Jesucristo; nombre sobre todo nombre que se nombra en los cielos y tierra. Ante él se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor. Y como fue anunciado en Isaías profeta 9:6 “un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamarás su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.” ¿Observamos sus nombres? ¡Dios Fuerte! ¡Padre Eterno! Este testimonio me es suficiente. Por lo que usar su nombre en vano me es impedimento. No lo puedo denigrar ni degradarlo al lado de otro nombres.

 

          “existiendo en forma de Dios, se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres; y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (San Pablo a los Filipenses 2:6-8).

 

 


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