LENGUAJE INCLUSIVO
Quienes defienden el lenguaje
inclusivo ignoran a voluntad propia el conocimiento gramatical. Pues para
expresarse inventan su propio léxico, a pesar de que el idioma provee todo lo
necesario para que una persona se comunique con libertad.
Tergiversar
o malograr el buen vocabulario produce confusión; pues por esta tendencia
degenerativa del idioma, es posible que alguien desee decidir que puede referirse
a todos utilizando los pronombres personales de ellos, ellas, y elles, desconociendo
que elles es el plural de la letra elle (o doble ele) que fue suprimida por la
Real Academia de la Lengua. A decir verdad, nadie lloró con llanto lluvioso, ni
lluvioso llanto, cuando la elle fue llevada del llano lugar que ocupaba entre
las consonantes.
Pero
no es aquí el lugar para dar tutorías gramaticales, ni sugerencias de cómo
podemos dirigirnos a un grupo de personas o una multitud. Lo cierto es que una mala conversación, y toda
manera nociva de expresión oral corrompe. También trastorna, y perturba. Tal
como acontecía en los días apostólicos, en los cuales abundaban los malos
habladores que generaban confusión entre los creyentes, por medio de sus
habladurías. Y hoy, estos habladores traen confusión en todas las áreas de la comunicación
de tal modo que se esfuerzan y estiran el cuello en público pujando por imponer
su estilo de hablar. Y peor aún, se sienten ofendidos si alguno no lo utiliza.
Vale
la pena recordar el correctivo que nos exhorta diciendo “ninguna palabra
corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria
edificación.”
El
género masculino y el género femenino se corresponden. Lo demás, lo que se sale
de esta norma, es una completa aberración bien sea de orientación o de sintaxis
gramatical. El enunciado “los presentes” indica, o se refiere, a un
grupo conformado por personas de los dos géneros y sin distinción de edades.
Si
tuviera que dirigirme a una congregación, y quisiera saludar, libremente diría:
¡Dios bendiga a todos los presentes! Pues, no existe obligación de enfatizar el
género al cual cada uno de los asistentes pertenece, si las reglas gramaticales no lo imponen. Más
bien, debo corregir si me equivoco en el uso del
vocabulario.
Firmemente
opino, que un líder congregacional debe guardarse de caer en la trampa y evitar
el tal lenguaje inclusivo que ha sido promovido por las corrientes libertinas y
anarquistas de actualidad.
Vuelvo
a decir, que el Hijo de perdición se ha manifestado, y que el misterio de la
iniquidad se desvela delante de nuestros ojos. Sin duda, con el lenguaje
inclusivo se pretende ocultar toda desviación sexual y hacer que parezca natural
cuando no es más que producto de la corrupción moral. Hace dos mil años fue
escrito el siguiente pensamiento: “y de igual modo los hombres, dejando el
uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros,
cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la
retribución debida a su extravío.” Y parece que apunta con mucho acierto.
Comentarios