REOS DE MUERTE
¿Alguna vez ha pensado que usted es, o puede ser, una piedra de tropiezo? Lo de la piedra de tropiezo es una metáfora que ilustra cómo
podemos llegar a serlo por medio nuestra mala conducta, llegando a ser un estorbo
aun para la niñez y los adolescentes.
Cuando
Jesucristo enseñaba, muchos se burlaban de
él e impedían que otros escucharan. Ante este escenario, advirtió
que “es imposible que no vengan los tropiezos.” Y de esta manera debemos entender que los tropiezos siempre van a existir. Tropiezos que pretenden sabotear una sana
doctrina, (por ejemplo: El Evangelio). E igual sucede con aquello que contribuye a la edificación de una vida. Nunca
faltará quien se oponga.
Acerca
de todo aquel que sirve de “piedra de tropiezo” Jesucristo dijo
que mejor les fuera que se les atase al cuello una piedra de molino.”
Por razones desconocidas siempre se oye que a esa persona le fuera mejor, si
ella misma se ata la piedra al cuello. Algo difícil ya que cuando alguno está
convencido de que lo que piensa es correcto, (aunque sea un disparate), no
acepta su error.
El
primer intento será esconderse donde nadie le recrimine lo equivocado que está.
Y el mal seguirá suelto por todos lados. Pero el Señor fue bien claro. Dijo que
“mejor que se le ate al cuello una piedra de molino y se le arroje al mar.”
Algo así como, deténganlo, amárrenlo, y enciérrenlo para que no siga haciendo daño.
Si seguimos al pie de la letra, lo dicho por el Señor, al que sirve de piedra
de tropiezo hay que aplicarle la pena capital. Mejor dicho, es reo de
muerte. No merece vivir.
Claro,
en estos tiempos cualquiera puede reclamar derechos de libertad de conciencia y
libertad de expresión. Es cierto. Cualquiera tiene libertad para creer y decir
lo que quiera y como quiera. Mas Dios no tendrá por inocente al culpable, y de
toda palabra necia daremos cuenta en el día del Juicio.
¿No
ha escuchado que nuestros hijos son el futuro del país? ¡Qué falacia! Démonos
cuenta de que con un mal ejemplo y una mala conducta podemos ser piedras de
tropiezo para ellos. Y si con nuestro mal ejemplo y mala conducta criamos
vagos, delincuentes, corruptos, mentirosos y matones, no hay duda del futuro
que nos espera. La célebre frase: haz lo que te digo, no lo que yo hago, carece
de carácter, de valor, y como buen ejemplo no sirve. Es otra piedra de
tropiezo.
Es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Y añado: y también con lo que hace y enseña.
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