NO HE CAMBIADO AUN
Cada vez que sale un nuevo dispositivo electrónico, viene con nuevas actualizaciones
y características que lo colocan por encima de todas las versiones anteriores.
Podemos mencionar los Sistemas Operacionales de Windows como Millenium, XP, 98,
2000, MOS7, 8, 10 y el actual Windows 11.
Lo mismo sucede con el
iPhone. Ya tenemos el iPhone14 que es el último teléfono “inteligente” aunque muchos
están esperando el iPhone15 que con seguridad saldrá al mercado. ¿Cuándo? Eso hay
que preguntarle al fabricante. Por ahora, solo enfatizamos que esto es una verdad
propia del consumismo y sus constantes novedades que nos mantienen a la
expectativa.
Las numerosas Distribuciones
de los Sistemas Operacionales Linux no se libran. Existen tantas y variadas
versiones que proliferan en el mundo. Pues, son Sistemas de libre mercado.
Entre las muchas distribuciones tenemos Ubuntu, Debian, Apache, CentOS, Red
Hat, y Jelly Fish para mencionar algunas. No obstante, cada una de estas
versiones están bajo constante actualización hasta que cumplen su siclo de
existencia. Algunas volverán a resurgir con sus nuevas características y
correcciones propias de los programas computacionales.
¿A dónde vamos con todo
esto? Bueno, primero a reconocer que, si alguno piensa desenvolverse en el
campo tecnológico y de la informática debe, como dicen, “por defecto” mantenerse
actualizado todo el tiempo prestando atención a los cambios que se presentan diariamente.
(¿Diariamente?) ¡Claro! Si no lo hace
puede terminar desempleado. Y si estos aparatos no se actualizan a los usuarios
se los come el tigre.
Segundo, a reconocer que esta
corriente constante de cambios produce incertidumbre en el espíritu humano. Porque,
si no ocurren quedan dudas sobre si el producto actual es 100% seguro,
confiable, sin errores funcionales, con recepción de datos ininterrumpida, hasta
que aparezca uno de dos factores: se vuelve obsoleto, o un hacker profesional
malintencionado corrompe todas las redes de conexión global.
Y para finalizar, quiero
reconocer que es mejor tener seguridad que padecer angustia por las cosas que
han de suceder. Todo lo anterior (toda actualización), me ha llevado varias
veces a considerar lo beneficioso y gratificante que es saber que existe un Dios que no cambia, que no necesita ser actualizado,
ni corregido, que no requiere protocolos de seguridad, ni un programa antivirus
porque su sistema y sus leyes no sufren corrupción como los Sistemas
Operacionales, y que puedo ingresar en su “nube” mediante el uso de la única
contraseña universal que es Jesucristo el Señor. Esto me tranquiliza en gran
manera porque para la verdadera necesidad de mi vida, la gracia y la misericordia de Dios (dos aplicaciones totalmente operacionales e
infalibles) me sostienen en pie esperando su gloriosa manifestación. Si Dios
dejara de ser el mismo,…o si Dios removiera de nosotros su gracia,….. y que ya
no nos perdonara……. y si nos negara su presencia, ¡no sé! Simplemente, ¡no sé! no
sé! Solo me imagino, y me estremezco, tiemblo, y toda mi esperanza se reduce a
escombros; siento que muero.
Gracias Señor por lo que nos has dicho: “Porque yo
Jehová no cambio” Y “Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos.”
Comentarios